Frente al intento de golpe de estado en Ecuador:
Durante los últimos años en América Latina acaso como un fenómeno novedoso, surge la importante reorganización en términos estratégicos – con el objetivo de consolidarse en el poder – de los sectores conservadores llamados de “derecha” a nivel continental. Como consecuencia de las políticas progresistas implementadas por los gobiernos de la región, estos sectores pusieron en marcha un plan de desestabilización de los gobiernos constitucionales, peligrando así las democracias de la región.
Cabe destacar que dichos sectores siempre estuvieron organizados aun luego de que se los despojara del poder, sin embargo hay un antes y un después que resulta importante analizar, para poder comprender el porque del golpe de estado en Honduras, el porque de la situación en Ecuador, y el porque de las políticas golpistas llevadas a cabo en Argentina, Venezuela y Paraguay durante los últimos años.
Desde los `30 América Latina fue objeto de dictadura militares planificadas y amparadas por los Estados Unidos con el objetivo de implementarse un modelo económico – y por ende político, social y cultural – que permitiese el saqueo de nuestros sistemas financieros. Para la implementación de dicho modelo fue necesario la desarticulación de la participación política en la ciudadanía que resultaba una fuerte oposición a los planes políticos para con el continente. Las violaciones a los derechos humanos comienzan en el sentido en que solo mediante las mismas se podía “vencer al enemigo”, con las mismas también se impuso un sistema del miedo en que la sociedad se tornaba cómplice con el silencio de las mayorías.
Durante los `90 con la finalización de las dictaduras, y en algunos países desde los 80, se hallo presente como sistema político el neoliberalismo que no fue más que una consecuencia directa de las políticas económicas implementadas durante décadas en la región. En efecto, se impuso en las sociedades latinoamericanas un modelo económico de vaciamiento financiero caracterizado por una inestabilidad que se trasladaba a lo social, profundizando así la crisis política de las naciones. Durante esos años los sectores que hoy son participes de los intentos golpistas de la región, fueron autores de una concentración de capitales que no hacían más que demostrar y profundizar la desigualdad económica de las sociedades. Al ser el poder económico de unos pocos, el poder político obedecía a sus órdenes o peor aún algunos de aquellos que concentraban el poder financiero eran miembros de un poder político hegemónico.
Desde hace unos años acaso por elección popular, y como consecuencia de un proceso de luchas en América Latina, el poder esta dirigido por gobiernos cuya tendencia progresista produjo grandes cambios económicos como políticos y sociales. Con esto se inicia la construcción de una cultura respetuosa por su historia fundamentada en principios democráticos.
Con los nuevos tiempos aquellos sectores descriptos anteriormente, se sienten incómodos por eso vuelven a usar el lenguaje de la muerte, el único que conocen. El golpe de estado en Honduras, el intento de golpe de estado en Ecuador, son demostraciones de una reorganización estratégica de la derecha continental cuyo objetivo es el regreso al poder. En ambos procesos se pueden ver grandes cambios a lo que fueron las dictaduras militares del pasado. Los congresos no son cerrados, desde los mismos los sectores de la oposición a estos gobiernos defienden y legitiman el accionar de las fuerzas armadas. Son dichos sectores los que contribuye desde su accionar político previo a los golpes a la desestabilización de las democracias. Se desarrolla un “aparato civil” cómplice y participe de las políticas golpistas. Como se pudo ver, fueron civiles los que derrocaron al presidente Manuel Zelaya de Honduras y fueron sus fuerzas armadas las que lo secuestraron y trasladaron hacia Costa Rica. Hoy, son sectores civiles representados en “patotas” o grupos operacionales lo que irrumpen en la Televisión Pública de Ecuador con el objetivo de que se deje de informar a la población. Porfirio López en Honduras es la nueva imagen de una dictadura civil, puesto que su gobierno es ilegitimo, pues se impuso sobre la voluntad popular; sobre un gobierno constitucional amparado bajo los principios democráticos y la constitución de ese país. Hoy, los grupos civiles que se movilizan a favor del golpe de estado en Ecuador, aquellos que irrumpen en los medios libres de comunicación son los seguidores del ex presidente ecuatoriano Lucio Gutiérrez.
Sin embargo las fuerzas armadas no apoyaron en su totalidad el intento de golpe de estado en Ecuador. Solo 800 miembros de la Policía Nacional se sublevaron en un claro intento de golpe de estado al presidente Rafael Correa, a la par que demostraban su claro apoyo al ex presidente Lucio Gutiérrez. Una vez más se deja en claro que detrás de las fuerzas armadas hay un “aparato civil” que planifica desde las sombras el derrocar la voluntad del pueblo representada por los presidentes constitucionales, con el objetivo de llegar al poder para oprimir, reprimir y despojar los recursos de los pueblos.
En lo civil, es idéntica la situación ocurrida en Paraguay donde los sectores más conservadores de un partido hegemónico, el Partido Colorado, desestabilizan al gobierno del actual presidente Fernando Lugo, con el apoyo de algunos miembros del Partido Liberal como el senador Alfredo Jaeggli, y la participación de numerosas organizaciones que se hallan bajo la bandera de la USAID. Dichos sectores civiles reciben el apoyo político, económico y estratégico de la embajadora de los Estados Unidos: Liliana Ayalde. Debe destacarse que en Paraguay el objetivo de implementar un modelo económico, y por ende político y social, tiene la clara planificación de los Estados Unidos, ya que mediante la embajada de dicho país se coordina actualmente un plan estratégico para la implementación del Plan Colombia cuyo objetivo es el saqueo de los recursos naturales, y el sistema financiero. Las violaciones a los derechos humanos son consecuencia de estos procesos, porque solo mediante las mismas se logran implementar dichos modelos.
En América Latina la unidad de los gobiernos – creación y puesta en marcha de UNASUR – brinda un carácter de lucha frente a los intentos de desestabilización de las democracias en el continente.
Las democracias deben consolidarse con la participación popular, solo la misma genera una concientización de las mayorías, aquellas que en otros tiempos eran cómplices mediante el silencio.
Durante los últimos años en América Latina acaso como un fenómeno novedoso, surge la importante reorganización en términos estratégicos – con el objetivo de consolidarse en el poder – de los sectores conservadores llamados de “derecha” a nivel continental. Como consecuencia de las políticas progresistas implementadas por los gobiernos de la región, estos sectores pusieron en marcha un plan de desestabilización de los gobiernos constitucionales, peligrando así las democracias de la región.
Cabe destacar que dichos sectores siempre estuvieron organizados aun luego de que se los despojara del poder, sin embargo hay un antes y un después que resulta importante analizar, para poder comprender el porque del golpe de estado en Honduras, el porque de la situación en Ecuador, y el porque de las políticas golpistas llevadas a cabo en Argentina, Venezuela y Paraguay durante los últimos años.
Desde los `30 América Latina fue objeto de dictadura militares planificadas y amparadas por los Estados Unidos con el objetivo de implementarse un modelo económico – y por ende político, social y cultural – que permitiese el saqueo de nuestros sistemas financieros. Para la implementación de dicho modelo fue necesario la desarticulación de la participación política en la ciudadanía que resultaba una fuerte oposición a los planes políticos para con el continente. Las violaciones a los derechos humanos comienzan en el sentido en que solo mediante las mismas se podía “vencer al enemigo”, con las mismas también se impuso un sistema del miedo en que la sociedad se tornaba cómplice con el silencio de las mayorías.
Durante los `90 con la finalización de las dictaduras, y en algunos países desde los 80, se hallo presente como sistema político el neoliberalismo que no fue más que una consecuencia directa de las políticas económicas implementadas durante décadas en la región. En efecto, se impuso en las sociedades latinoamericanas un modelo económico de vaciamiento financiero caracterizado por una inestabilidad que se trasladaba a lo social, profundizando así la crisis política de las naciones. Durante esos años los sectores que hoy son participes de los intentos golpistas de la región, fueron autores de una concentración de capitales que no hacían más que demostrar y profundizar la desigualdad económica de las sociedades. Al ser el poder económico de unos pocos, el poder político obedecía a sus órdenes o peor aún algunos de aquellos que concentraban el poder financiero eran miembros de un poder político hegemónico.
Desde hace unos años acaso por elección popular, y como consecuencia de un proceso de luchas en América Latina, el poder esta dirigido por gobiernos cuya tendencia progresista produjo grandes cambios económicos como políticos y sociales. Con esto se inicia la construcción de una cultura respetuosa por su historia fundamentada en principios democráticos.
Con los nuevos tiempos aquellos sectores descriptos anteriormente, se sienten incómodos por eso vuelven a usar el lenguaje de la muerte, el único que conocen. El golpe de estado en Honduras, el intento de golpe de estado en Ecuador, son demostraciones de una reorganización estratégica de la derecha continental cuyo objetivo es el regreso al poder. En ambos procesos se pueden ver grandes cambios a lo que fueron las dictaduras militares del pasado. Los congresos no son cerrados, desde los mismos los sectores de la oposición a estos gobiernos defienden y legitiman el accionar de las fuerzas armadas. Son dichos sectores los que contribuye desde su accionar político previo a los golpes a la desestabilización de las democracias. Se desarrolla un “aparato civil” cómplice y participe de las políticas golpistas. Como se pudo ver, fueron civiles los que derrocaron al presidente Manuel Zelaya de Honduras y fueron sus fuerzas armadas las que lo secuestraron y trasladaron hacia Costa Rica. Hoy, son sectores civiles representados en “patotas” o grupos operacionales lo que irrumpen en la Televisión Pública de Ecuador con el objetivo de que se deje de informar a la población. Porfirio López en Honduras es la nueva imagen de una dictadura civil, puesto que su gobierno es ilegitimo, pues se impuso sobre la voluntad popular; sobre un gobierno constitucional amparado bajo los principios democráticos y la constitución de ese país. Hoy, los grupos civiles que se movilizan a favor del golpe de estado en Ecuador, aquellos que irrumpen en los medios libres de comunicación son los seguidores del ex presidente ecuatoriano Lucio Gutiérrez.
Sin embargo las fuerzas armadas no apoyaron en su totalidad el intento de golpe de estado en Ecuador. Solo 800 miembros de la Policía Nacional se sublevaron en un claro intento de golpe de estado al presidente Rafael Correa, a la par que demostraban su claro apoyo al ex presidente Lucio Gutiérrez. Una vez más se deja en claro que detrás de las fuerzas armadas hay un “aparato civil” que planifica desde las sombras el derrocar la voluntad del pueblo representada por los presidentes constitucionales, con el objetivo de llegar al poder para oprimir, reprimir y despojar los recursos de los pueblos.
En lo civil, es idéntica la situación ocurrida en Paraguay donde los sectores más conservadores de un partido hegemónico, el Partido Colorado, desestabilizan al gobierno del actual presidente Fernando Lugo, con el apoyo de algunos miembros del Partido Liberal como el senador Alfredo Jaeggli, y la participación de numerosas organizaciones que se hallan bajo la bandera de la USAID. Dichos sectores civiles reciben el apoyo político, económico y estratégico de la embajadora de los Estados Unidos: Liliana Ayalde. Debe destacarse que en Paraguay el objetivo de implementar un modelo económico, y por ende político y social, tiene la clara planificación de los Estados Unidos, ya que mediante la embajada de dicho país se coordina actualmente un plan estratégico para la implementación del Plan Colombia cuyo objetivo es el saqueo de los recursos naturales, y el sistema financiero. Las violaciones a los derechos humanos son consecuencia de estos procesos, porque solo mediante las mismas se logran implementar dichos modelos.
En América Latina la unidad de los gobiernos – creación y puesta en marcha de UNASUR – brinda un carácter de lucha frente a los intentos de desestabilización de las democracias en el continente.
Las democracias deben consolidarse con la participación popular, solo la misma genera una concientización de las mayorías, aquellas que en otros tiempos eran cómplices mediante el silencio.
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